Capítulo 399 Puedo pagarme la calefacción
Sus suaves y rojos labios lo llamaron y, al instante, su mirada se volvió indescifrable y peligrosa. Antes de que Anastasia se diera cuenta, Elías ya la tenía contra la ventana besándola; sin embargo, ella tomó su cintura mientras temblaba.
Ella tenía acrofobia, por lo que, no podía evitar asustarse mientras él la tenía contra la ventana. No obstante, su nerviosismo sació su apetito y su beso posesivo le hizo sentir un cosquilleo y la abrumó. Cuando no pudo soportarlo más, le pellizcó la cintura, pues, estaba al borde de un colapso y, entonces, solo así, Elías la soltó.
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