Capítulo 1029 Hoy es el día de muerte
Las manos que sostenían las navajas se acercaron con velocidad hacia Rogelio, pero antes de que estas pudieran clavarse en su cuerpo, él tomó la muñeca de cada uno de los atacantes al mismo tiempo y las torció, haciendo que las navajas cayeran hacia al suelo. Incapaces de reaccionar, sus armas fueron interceptadas por Rogelio y la punta de las navajas se deslizó por sus pantorrillas en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Ah!
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