Capítulo 677 Identidades robadas
«¡Helen Sarabia!»
Un sentimiento repentino de ira se encendió en el corazón de Érica, pues, en sus ojos, Helen era una persona despreciable y sinvergüenza. Se había robado a su hombre con descaro y la llenó de pensamientos negativos que arruinaron su vida. Por ello, Érica tomó la sopa que tenía a un lado y caminó hacia Helen. Todo ese tiempo, Helen había mantenido su cabeza agachada en un intento de evitar que Érica la reconociera. Sin embargo, se giró cuando escuchó los pasos que se acercaban a ella y, de pronto, un tazón de sopa le había salpicado la cara.
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