Capítulo 1177 Siniestro
Salió del baño y miró a Reinaldo. La túnica negra con encajes dorados le parecía majestuosa, pero a ella le atraía más su rostro. Renata saltó a sus brazos y le rodeó el cuello. —Se hace tarde. Es hora de dormir.
Reinaldo la miró. «Ah, qué dama tan inocente. Me la quiero comer entera». Entonces la cargó en sus brazos.
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