Capítulo 761 Después de la noche de pasión 

De hecho, Elías era dueño del hotel. Tan pronto como Anastasia entró a la habitación, el hombre que le había prometido que la escucharía la atrapó contra la pared con una mirada abrasadora que caía sobre ella.  —Lo siento, querida, pero no permitiré que te vayas esta noche —se disculpó para luego colocar sus labios contra los suyos con agresividad. Ella era la única persona que sabía a la perfección cómo se iba a comportar después de mandar a volar su imagen fría y sofisticada que solía mostrar en público, pues, debajo de todo ese disfraz, había una bestia. A pesar de eso, era demasiado pronto como para determinar quién tenía el control esa noche porque Anastasia era la tigresa que estaba aguardando a que su esposo mordiera el anzuelo; de lo contrario, no hubiera dejado caer su cabello en el elevador, ni le hubiera hecho ojitos mientras que se le pegaba tanto al unir sus brazos con él o cuando se recostó sobre su cuerpo. Todo ese acto de timidez era para mostrar sus encantos y atraer a la única persona que podía disfrutar de ese trato.