Capítulo 113 ¿Alejandro?
Elías no pudo evitar entrecerrar sus ojos un poco mientras que observaba el largo y desordenado cabello de Anastasia que colgaba a la orilla de la almohada. Él era un depredador bestial y silencioso que se acercaba poco a poco hacia su presa; mientras tanto, la mujer que era su presa no estaba consciente de nada de lo que ocurría, él se sentó a la orilla de la cama y la observaba cómo dormía en paz. Esos llamativos labios rojos la hacían lucir mucho más seductiva. Un tramo de su cabello le cubría los ojos y él lo notó, por lo que acercó su mano al instante que lo vio para moverlo a un lado de su rostro; sin embargo, en el momento que tocó su cara, la chica emitió un balbuceo, pues daba al parecer que hablaba mientras dormía. De la nada, ella sostuvo las grandes palmas del hombre.
—Deja de jugar, Alejandro. Deja que mami duerma un poco —murmuró y Elías quedó un poco sorprendido.
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