Capítulo 879 El café 

Ángela había regresado a su habitación, pero el miedo y la incertidumbre inundaron tanto su mente que no podía dejar de abrazarse a sí misma y no fue hasta ese punto que ella se había dado cuenta de que esas fuerzas del mal iban a hacer lo que fuera por conseguir ese lápiz labial. Esas mismas personas la estaban buscando en ese preciso momento por todas partes y el terror que la dominaba solo se volvió más fuerte después de la catástrofe de su madre; creía que el peligro estaba lejos de su alcance, pero daba al parecer que estaba justo encima de ella como si fuera una maldición que deseaba destruirla. Muy dentro de su corazón oraba con toda el alma que nadie más volviera a salir lastimado o que llegara a morir por ella. Ella permaneció en su habitación durante toda la noche, sin siquiera salir a cenar debido a que había perdido todo el apetito; amaneció al día siguiente con un aspecto demacrado y con ojeras oscuras que resaltaban en la palidez de su rostro, Hugo fue la primera persona que se dio cuenta de eso.  —¡Buenos días, señorita Ángela!