Sara se apresuró a entregársela a Macarena. No mucho después, ésta salió vistiendo un uniforme de asistente, también se cortó y ató el cabello. Parecía una persona por completo distinta, más refinada y eficiente.
Sara se maravilló en silencio; ¡esta mujer había sacrificado tanto para ayudar a su esposo!
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