Helia siempre creyó lo mismo, también. Ella no tenía idea de cuándo Benicio terminaría peleando a muerte, pero nunca esperó que ese momento estuviera ocurriendo justo ahora.
¡Chis! ¡Chas! Jonás aterrizó dos golpes más en Benicio, pero éste no hizo ningún intento de evadirlos, permitiendo que los golpes cayeran sobre él. Como resultado, todo su cuerpo emitía una tenue luz dorada, un estado que Emmanuel nunca había visto antes.
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