—¿A qué estás jugando, viejo pervertido? —Jazmín fulminó con la mirada al viejo borracho, asombrada por su osadía de espiar a mujeres bañándose, a pesar de su edad.
—¡Te equivocas! —La cara de Santiago se tiñó de carmesí. Restos de alcohol o de saliva se asomaron a la comisura de sus labios, mientras se apresuraba a aclarar—: ¡Solo quiero preguntar por el paradero de ese canalla de Eric!
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