Todos jadearon en estado de shock, encontrando a los Quillen bastante despiadados.
Otros periodistas, que querían seguir filmando y entrevistando, también fueron contenidos de inmediato. Eva lideró a un grupo de personas que habían estado esperando en el hospital y cargó, propinando una paliza implacable a estos tipos. Sin piedad. No les dieron ninguna oportunidad de actuar.
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