Asustados, las siete hermosas mujeres temblaron, sin saber qué hacer. ¡Solo podían mirar hacia Cornelio! Cornelio se sintió un poco avergonzado, así que forzó una sonrisa y dijo:
—Señor Hernández, si estas siete mujeres no cumplen con sus estándares, la Familia Santoro tiene opciones mejores que de seguro lo satisfarán.
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