—¡Claro! ¡Guerrero lobo, estoy de acuerdo! —El semblante de Solís permaneció inquebrantable, sin una pizca de vacilación.
—Ahora, pasemos a mi tercera condición. Debe asegurarse de que sus productos finales no se vendan a fuerzas hostiles a Chanavía. ¡Si lo son, rescindiré de inmediato nuestro contrato! —Los ojos de Emmanuel se llenaron de seriedad.
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