—Jaja... Señorita Portillo, ¡tengo que pedirle un favor! ¿Puede adelantarme el sueldo de un mes? Lo necesito con urgencia. —Solano la miró con una sonrisa encantadora. No se contuvo y audazmente le hizo una petición.
—¿Oh? No debería ser un problema. Le pediré al Señor Ordoñez que lo apruebe. Mientras él esté de acuerdo, ¡está bien! —La empresa era de reciente creación, por lo que Lorena no tenía la autoridad para aprobarlo.
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