—El Abuelo Quillen se ha retirado a descansar. ¡Cualquier buena noticia puede esperar hasta mañana!
Alfredo se arremangó las mangas y entrecerró los ojos. Parecía estar medio dormido ya que los tenía medio cerrados. Su única responsabilidad era proteger a Tiziano. Eran más de las 11 de la noche y Tiziano ya se había ido a la cama.
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