—¡Hablen por ustedes mismos! —Emmanuel también se levantó, apoyando a Mia mientras refutaba a la familia Urdaneta—. Así es, el dinero puede comprar una casa, pero no un hogar; el dinero puede comprar una mujer, pero no el amor. El dinero puede comprar educación, pero no modales. ¡Creo que cualquier hombre que pueda hacer feliz a Mia está calificado para ser su pareja!
Sus palabras dejaron a la familia Urdaneta sin palabras.
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