—¿Q-Quién demonios eres? —preguntó el Maestro Serpiente con voz ronca.
Macarena estaba parada cerca, mirando la cara espantosa del Maestro Serpiente, los patrones malvados en su rostro y las escamas resbaladizas de serpiente en su cuerpo. Le daba náuseas, casi queriendo vomitar.
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