—Sí, he vuelto. —Asintió Emmanuel, respondiendo a las palabras del hombre.
El hombre se llamaba Jonás Hernández. Al igual que Reina, eran compañeros de juegos de la infancia de Emmanuel e incluso se sentaban juntos en clase. No solo eso, sino que el Padrino quería tomarlos a ambos como discípulos, enseñándoles literatura y artes marciales.
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