Una vez arreglados los detalles, Ricardo y Tomás salieron del apartamento de Mía. Entonces, Ricardo le sugirió a su hijo, que iba detrás de él en la moto, con el corazón lleno de alegría:
—Vamos a comprar ropa nueva para las vacaciones. Podemos ponérnosla cuando grabemos ese vídeo con la Señorita Peralta.
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