Jair, que había tomado la orden de Macarena, se apresuró a acercarse. Macarena acababa de hacer un pedido de comida y vino por valor de casi seis cifras, pero había pagado la cuenta sin siquiera tomar un bocado de la comida y quería agredir a alguien. Jair era muy consciente de que era una mujer extremadamente rica y hermosa. ¡No podía permitir que nadie más del hotel la ofendiera con facilidad! Mientras tanto, Macarena aprovechó la intervención de Jair y escaneó su entorno de nuevo, pero aún no vio a Emmanuel. En este punto, sospechaba que había escuchado mal algo. ¿Podría ser que su anhelo por ese maniquí estaba causando alucinaciones auditivas?
—Señorita, ¿puedo preguntarle si está buscando a alguien? —Jair preguntó de nuevo ya que quería confirmar si Macarena estaba realmente buscando a Emmanuel.
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