—Por supuesto, ¡eres bienvenida y puedes quedarte cuando quieras! —dijo Sandro al mismo tiempo que se abalanzaba sobre Amanda.
En breve, la habitación se llenó de sonidos repugnantes, estos le provocaron náuseas a Macarena. Se preguntó si Emmanuel y Claudia hicieron lo mismo cuando acamparon aquella noche en el bosque.
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