Capítulo 250 Señales claras de un corazón roto
En la entrada de la sede central del Grupo Tiziano, el guardia de seguridad realizaba sus tareas diarias cuando detuvo un Maserati para registrarlo. Para su sorpresa, se encontró al volante a la fría y distante directora ejecutiva. Inmediatamente se disculpó y dijo:
—¡Señora Macarena, no sabía que era usted! ¡Por favor, pase rápido!
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