—¡Me esforzaré al máximo! —Emmanuel sonrió a Claudia. Su piel bronceada y su sonrisa tranquilizadora eran atractivas de forma excepcional a los ojos de ella, así que tomó la iniciativa de tomar su mano con suavidad.
Como Emmanuel la consideraba su amiga, la tomó de la mano sin vacilar y siguió avanzando.
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