Emmanuel no pudo evitar sentirse un poco enfadado al oír aquello.
—¿Cómo puede decir eso, señora Quillen? Sólo quería que estas entradas no se desperdiciaran. Eso es todo. Además, ya sabe cómo son las cosas. Usted es la única acompañante femenina que pude encontrar para ir conmigo. No quiero ir allí con otro tipo, ¿sabes?
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