—De todos modos, este asunto está decidido. Si crees que quinientos no es suficiente para los gastos de manutención de Raúl, le pediré a Cinthia que te dé ochocientos cada mes. Pero si no permites que Raúl venga a la ciudad a estudiar, hemos terminado. Me divorciaré —declaró Amanda de forma arrogante y poco razonable.
Luego, volvió a su habitación a dormir.
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