Capítulo 76 La distracción de Elías
Helen se forzó a derramar algunas lágrimas para pretender durante el trayecto. De vez en cuando se las secaba camino a la mansión. Una vez llegaron, se giró hacia el hombre y, emocionada, le preguntó:
—Elías, ¿por qué no pasas y tomas una tacita de té conmigo? Además, casi siempre me siento sola al estar aquí por mi cuenta.
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