Capítulo 2456 Tan limpio como un silbato
En el vestíbulo, Samanta, que estaba haciendo el registro de salida, levantó la vista y vio a un hombre que salía del ascensor. Su corazón se aceleró de emoción. No podía creer su suerte; se había encontrado con Ezequiel aquí. No sólo ella, sino también las empleadas estaban encantadas. Vislumbrar a un hombre tan apuesto podría añadir años a sus vidas. Envalentonada, Samanta se acercó para interceptar a Ezequiel.
—Sr. Bonilla, ¿podría dedicarnos un momento para charlar? —preguntó.
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