Capítulo 2175 Un masaje delicado
Tras terminar de cenar, los dos volvieron a la mansión. Zacarías cerró los ojos durante todo el trayecto hasta su casa. Parecía estar descansando o incluso dormido. Al llegar, Sarahí se apresuró a seguirle y se fijó en su abrigo. Se lo quitó rápidamente, pero no sabía que un par de ojos seguían todos sus movimientos. Al ver que le colgaba el abrigo con cuidado, Zacarías sonrió. Estaba de buen humor.
—Prepárame una taza de café. —Le indicó antes de dirigirse al piso de arriba.
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