Capítulo 2016 Olas altas
Justo cuando la cabeza de Silvia empezaba a caer, Obed alargó rápidamente la mano para impedir que se deslizara fuera del sofá. Silvia estaba completamente agotada. El pecho firme y ancho de Obed lo daba sensación de seguridad, y además olía bastante bien. Se estiró en el sofá y utilizó su muslo como almohada.
—¿Por qué no duermes en la cama? —sugirió Obed en voz baja.
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