Capítulo 1389 ¿No son todos para llevar?
El corazón de Laura dio un vuelco en respuesta. Al sentir que Julián García la despreciaba, su cara se sonrojó. «¡Maldita sea, no me siento bien!»
En ese momento, Julián entró en la habitación. Aunque la mesa estaba impecable, el aire de la habitación le hizo fruncir el ceño: un evidente aroma que procedía únicamente de asar comida al carbón seguía llenando el espacio.
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