Clara se quedó aturdida mientras estaba allí. Lágrimas de agravio brotaron de sus ojos al pensar en las miradas interrogantes que sus padres le lanzaban como si fuera una persona despiadada; esas miradas eran como cuchillos que le atravesaban el pecho.
«¡Pero yo no he hecho nada!» Respiró profundamente y de repente se le ocurrió huir de casa. «¿Estará este hogar en paz una vez que me haya ido?»
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