Capítulo 1204 Petición irrazonable
—¡Oye! ¡Clara Silvestre! Despierta. —Miguel comenzó a llamar a Clara.
Sin embargo, ella estaba profundamente dormida y no se movió en absoluto. Miguel no tuvo más remedio que recurrir a medios físicos. Comenzó a acariciar su suave y tierna mejilla con el dorso de la mano. —Date prisa y despierta, Clara.
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