Capítulo 891 Su café de todas las mañanas
Rogelio se le quedó viendo atentamente y sabía que Ángela se comportaba diferente debido al rechazo de la noche anterior que había hecho que mantuviera su distancia de él.
—No es necesario que se preocupe por lo que dijo anoche. —A él no le agradó la manera tan cordial que se comportaba y frunció el ceño, pero ella le parpadeó y regresó su cabello largo hacia su espalda que estaba reposando libremente desde un lado de su pecho; su pelo era negro como la tinta y hacía resaltar la blancura de su rostro, incluso sus oídos eran blancos como leche y delicados—. Yo debería ser quien tuviera que disculparse, capitán Lara. No he sido sensata y lo he estado molestando, pero le pido que no lo tome a pecho. Ahora sé cómo debería comportarme y no lo volveré a ofender —dijo Ángela con total sinceridad porque había comprendido que no podía obligar a alguien a que sintiera lo mismo que ella, pero Rogelio se volvió un poco decaído por alguna razón, por lo que se dio media vuelta y se preparó para marcharse. Ella se sintió un poco decepcionada en su corazón mientras que observaba su espalda, pero fue en el momento exacto que estaba a punto de quedar hipnotizada que él se dio la vuelta y se le quedó viendo con sus ojos tan oscuros; Ángela no alcanzó a retirar su mirada a tiempo y se apresuró a agachar su cabeza dentro de su pánico para evitar verlo.
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