Capítulo 834 El nuevo guardaespaldas
A pesar de que aventó el lápiz labial, ella se siguió sintiendo devastada. Se inclinó y cubrió su rostro, dejando que las lágrimas cayesen al suelo. En ese momento, esperaba a un salvador, pero ¿quién podría salvarla? ¿Quién podría arreglar su corazón roto? De repente, un estrepitoso trueno resonó por el cielo y el destellar de un relámpago brilló sobre su pálido pero hermoso rostro.
Una tormenta llegó pronto y la lluvia comenzó a descender sobre Avernia. El lápiz labial que Sofía aventó terminó tirado en el piso en una esquina del jardín. La lluvia causó un hueco en la tierra y el lápiz labial se fue deslizando hasta caer en él, quedando cubierto por una capa de suelo.
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