Capítulo 625 Bailemos
De acuerdo con las reglas de la familia Bonilla, aquellos que desobedecían eran merecedores de castigos severos. Arturo entrecerró un pocos sus ojos y tomó su teléfono para realizar una llamada.
—Trae el carro en este instante. —Arturo abrió la puerta cuando el guardaespaldas llegó con el carro a la entrada de la casa. —Llévame al salón del banquete. —No tardaron ni diez minutos en llegar. Él se bajó del carro y detuvo al guardaespaldas cuando intentó seguirlo adentro. —Puedes regresarte.
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