Capítulo 558 ¿Qué no reconoces mi voz?
—Gracias. —Anastasia le agradeció.
—Voy a tener que castigarte si te vuelvo a escuchar decir esas palabras. —Él le dio un pequeño tirón del brazo, por lo que ella cayó entre sus brazos y pronto lo sintió alrededor de su cintura—. No hay necesidad de que me agradezcas porque eso es lo que se supone que deba hacer por la persona con la que me casaré. —Le dio un pequeño beso en sus labios rojos después de decir eso. Esa muestra pública de afecto llamó la atención de algunas de las enfermeras que estaban caminando a un lado de ellos y cada una de ellas se sonrojó cuando fueron cautivadas por su índole dominante, la cual les pareció fascinante. Estaban celosas de la belleza de Anastasia y de lo afortunada que era de haber terminado con alguien como Elías.
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