Capítulo 149 El lugar del león
Marina no lograba decidirse entre su impulso de trepar a la regala para ver mejor y su impulso de salir huyendo a esconderse en la sentina. De modo que permaneció dónde estaba, sus ojos moviéndose por el Nuevo León, en busca de la figura inconfundible de Castillano.
No tardó en verlo descender a la chalupa y afanarse montando el mástil y desplegando la vela. Tras él, un hombre bajó con un arcón pequeño, donde no podía entrar más que una muda de ropa y uno o dos libros. Tal vez un catalejo y una carta, si se acomodaba bien todo para aprovechar el espacio al máximo.
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