Capítulo 14 El llamado del mar

Durante muchos años, Marina recordaría aquella semana como la más feliz de su vida. Pasaba los días en un estado constante de entusiasmo y maravilla, orgullosa de ser capaz de trabajar a la par de los hombres y ávida por aprender cuanto pudiera sobre el barco, las corrientes, el viento. A Wan Claup le había costado mantenerse al margen, y limitarse a observarla desde el puente mientras ella iba y venía, trepaba, trabajaba y hasta nadaba como uno más de la tripulación. Pero bien pronto se convenció de que su pequeña perla estaba bien y no precisaba que la vigilara constantemente. En su tercer día a bordo, Maxó la desafió a trepar por el cordamen hasta la cofa del palo mayor. En cuestión de minutos terminarían una bordada hacia el sud y De Neill viraría hacia el este. En ese momento, la dotación asignada al velamen debería reorientar todas las velas, y ellos dos debían haber alcanzado la cofa antes, para no perturbar la maniobra. Marina aceptó sin vacilar y los piratas pronto hacían apuestas a quién ganaría. Mientras Marina trepaba a la borda de estribor para encaramarse a la jarcia, Maxó lanzó una rápida mirada hacia popa. De Neill lo vio desde el timón y se volvió hacia Morris, tras él en el puente de mando. Y el joven a su vez intercambió una mirada de consulta con Wan Claup, de pie junto a él. El corsario asintió sonriendo de costado, porque se había preguntado si se atreverían. Maxó vio su gesto y trepó en dos saltos a la regala. —¿Lista, perla? ¡Arriba! Hoy pienso beberme el ron de todos estos tunantes que están apostando en mi contra. Comenzaron a izarse con idéntica agilidad, Maxó gracias a sus años de experiencia, Marina debido a su juventud y ligereza. Entonces De Neill hizo girar la rueda a toda velocidad. —¡Orza a la banda! —gritó Morris a todo pulmón, conteniendo la risa. Todos se aferraron a cualquier cosa fija que tuvieran a mano y alzaron la vista hacia el cordamen. El Soberano aminoró la velocidad por un momento al enfrentar el viento y se inclinó en un pronunciado viraje. A mitad de camino de la cofa, Maxó se agarró a los cabos con todas sus fuerzas. Marina, tomada de sorpresa por la súbita maniobra, no alcanzó a sujetarse. Cincuenta cabezas alzadas hacia ella descendieron juntas, siguiendo el arco que describió en el aire antes de ir a dar al mar. —¡Perla al agua! —gritó Maxó. De Neill sostuvo el timón para que el Soberano aprovechara la inercia y describiera un círculo alrededor de Marina, que flotaba en el agua tratando de comprender lo que había sucedido. Entonces vio a la tripulación asomarse por la borda riendo a carcajadas, y a Maxó saludándola desde el cordamen. Le arrojaron varios cabos, gritándole toda clase de bromas. Ella alcanzó uno en dos brazadas y pronto se izaba a bordo, chorreando agua y riendo con ellos. Morris la aguardaba junto a la escala. —Bienvenida al Soberano, perla —le dijo, divertido—. Ahora ya puedes decir que eres parte de la tripulación. Ve a cambiarte. —Se volvió hacia Briand y asintió. Briand batió las palmas, llamando a todo el mundo al orden. Marina bajó por la escotilla del combés riendo entre dientes, mientras los piratas maniobraban en el velamen. Fue dejando un reguero de agua a su paso por la única cubierta del Soberano, dividida en compartimientos de tabiques móviles para almacenar provisiones y municiones, y donde por la noche los piratas colgaban sus hamacas para dormir. Finalmente alcanzó los dos cañones de popa. Allí dormía ella, a pocos pasos de la escalera que subía a la escotilla de popa. Su arcón estaba asegurado a la cureña de uno de los cañones, para que no fuera botando por todo el barco. La muchacha había estado más que conforme con el lugar que le habían asignado para dormir, en una hamaca angosta y con una manta vieja para cubrirse. Pero los piratas de la guardia nocturna no se sentían cómodos, yendo y viniendo a pocos pasos de donde ella descansaba. De modo que habían cerrado su rincón con una vela de recambio, que colgaba de unos garfios en los baos y la aislaba completamente del resto del barco. A Marina le había parecido un gesto adorable y llamaba a ese rincón “su cabina privada”. Al finalizar el cuarto día de navegación, Marina aceptó la invitación a cenar con Wan Claup, Morris y Briand en la cabina del capitán. Su tío le había mostrado en todo momento que no debía esperar ningún tipo de privilegio por ser de su familia, o una mujer, lo cual para ella era lo justo. Pero comprendía también que Wan Claup se permitiera romper las reglas por una vez, para verla y escucharla en primera persona y saber cómo estaba. Terminada la comida, Wan Claup la invitó a subir al puente con él. Era una noche hermosa y se hallaban a sólo una jornada de la entrada al Canal de la Mona, donde Wan Claup había dicho que emprenderían el regreso a Tortuga. Una vez que lo hicieran, le explicó, el viento a favor los llevaría a Cayona en poco más de dos días. Se demoraron cerca del coronamiento, la borda alta y trabajada que cerraba el puente de mando a popa. Sobre cubierta, una veintena de hombres se habían reunido junto al palo mayor a disfrutar su ración diaria de ron. Charlie Bones tocaba el violín y varios cantaban con la melodía, una tonada llena de juramentos y rimas subidas de tono que había hecho enrojecer a Marina la primera vez que la escuchara. Más allá, cerca del trinquete, otros jugaban dados. La dotación nocturna estaba en sus puestos, aunque también coreaban las canciones y bromeaban con los jugadores mientras hacían sus rondas. Marina se apoyó en la borda de estribor. Justo detrás del horizonte, las costas de La Española se curvaban hacia el sud. No habían avistado una sola vela desde que dejaran Tortuga. —¿Diego Castillano tenía hijos? —inquirió, los ojos en las ondas de la estela que dejaba el Soberano. Wan Claup ocultó su sorpresa ante semejante pregunta y procuró dar un tono casual a su respuesta. —Sí. Uno, a lo que sé. Un varón. —¿Cómo lo sabes? El corsario respiró hondo. —Porque lo vi la noche que murió tu padre. Ella lo enfrentó frunciendo el ceño. —¿Lo viste? ¿Estaba allí? —Tal como tu padre estaba allí cuando Castillano ayudó a matar a tu abuelo y a tus tíos —replicó Wan Claup con gravedad. Marina meneó la cabeza, volviendo a mirar hacia el mar. —¿Era muy pequeño? —No tanto. Tendría unos diez o doce años. —Pobrecillo. —Tu padre tenía nueve la noche de la revuelta. —Y la historia volvió a repetirse —murmuró la muchacha—. ¿Sabes qué fue de él? —No —mintió Wan Claup sin inmutarse. Marina suspiró y no dijo más. Wan Claup la observó, leyendo en su rostro los interrogantes que aquella breve conversación había despertado en ella. Era inevitable que saber de la existencia de Castillano el hijo la turbara, y que se preguntara qué ocurriría si sus caminos se cruzaban. El corsario apretó los dientes. Hubiera querido darle algún sosiego, decirle que era imposible que eso sucediera. Pero Marina tenía una habilidad inefable para detectar las falsedades, y ya se había arriesgado con su última respuesta. A pesar de todo, estaba decidido a no darle más información. Mientras él callara, no había manera de que Marina lo descubriera, ya que ni siquiera Laventry y Harry lo sabían. Él mismo se había enterado por casualidad, porque se hallaba en el despacho del gobernador de Tortuga cuando D’Oregon recibiera el último reporte de sus espías en Nueva España. El despacho incluía los nombres de varios de los nuevos oficiales de la Armada de Barlovento. Entre ellos, un tal Hernán Castillano, capitán de mar y guerra de la Academia de Cádiz, al mando de un guerrero de tres palos con veinte bocas de fuego, bautizado León.
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Índice
Capítulo 1 La revuelta Capítulo 2 El fantasma Capítulo 3 El fin Capítulo 4 La niña Capítulo 5 El secreto Capítulo 6 Opiniones encontradas Capítulo 7 Decisión final Capítulo 8 Una lección de esgrima Capítulo 9 Vestigios del pasado Capítulo 10 En otra noche de tormenta Capítulo 11 Una idea controvertida Capítulo 12 Cambios Capítulo 13 Un sueño hecho realidad Capítulo 14 El llamado del mar Capítulo 15 Sal en la sangre Capítulo 16 Despojos a la deriva Capítulo 17 Una amenaza en el horizonte appCapítulo 18 Un plan arriesgado appCapítulo 19 Primera sangre appCapítulo 20 Wan claup appCapítulo 21 El corazón del mar appCapítulo 22 Revelación appCapítulo 23 En medio de la noche appCapítulo 24 Pasado y futuro appCapítulo 25 Nuevo rumbo appCapítulo 26 Los primeros pasos appCapítulo 27 Prueba de fuego appCapítulo 28 Historias de la mar appCapítulo 29 El doña margarita appCapítulo 30 Nuevas de la mar appCapítulo 31 Cambios appCapítulo 32 El lugar de una mujer appCapítulo 33 Una corazonada appCapítulo 34 Al acecho appCapítulo 35 Frente a frente appCapítulo 36 Tempestad appCapítulo 37 Regreso a casa appCapítulo 38 Consecuencias appCapítulo 39 Una promesa de muerte appCapítulo 40 Velas al sud appCapítulo 41 Fragatas en el horizonte appCapítulo 42 El espectro appCapítulo 43 El golfo de honduras appCapítulo 44 Emboscada appCapítulo 45 El abordaje appCapítulo 46 Prisionero appCapítulo 47 A merced del enemigo appCapítulo 48 Una noche eterna appCapítulo 49 El león y la perla appCapítulo 50 El león en libertad appCapítulo 51 Sombras en el mar appCapítulo 52 Un plan desesperado appCapítulo 53 Los hombres del rey appCapítulo 54 El honor del león appCapítulo 55 Un rival para respetar appCapítulo 56 Conocer al enemigo appCapítulo 57 Apariencias engañosas appCapítulo 58 Un último encuentro appCapítulo 59 Maracaibo appCapítulo 60 Una procesión accidentada appCapítulo 61 Atrapados appCapítulo 62 Favor por favor appCapítulo 63 Bienvenida al infierno appCapítulo 64 Ayuda inesperada appCapítulo 65 Un rescate arriesgado appCapítulo 66 Un refugio en la noche appCapítulo 67 La casa de placer appCapítulo 68 Traición appCapítulo 69 La toma de maracaibo appCapítulo 70 Un asesino en las sombras appCapítulo 71 El almirante appCapítulo 72 Miradas appCapítulo 73 Pláticas appCapítulo 74 Un barco para la perla appCapítulo 75 El delator appCapítulo 76 Regreso a tortuga appCapítulo 77 Para salvar al león appCapítulo 78 Los ojos del renegado appCapítulo 79 Planes arriesgados appCapítulo 80 Santo domingo appCapítulo 81 Las torres de san juan appCapítulo 82 El jurado appCapítulo 83 Demora appCapítulo 84 La niña y el león appCapítulo 85 Miedo y orgullo appCapítulo 86 El golfo de campeche appCapítulo 87 Las monjas de campeche appCapítulo 88 Bajo el mismo techo appCapítulo 89 Lejos del mar appCapítulo 90 Bajo el tamarindo appCapítulo 91 Un libro al azar appCapítulo 92 Ecos del pasado appCapítulo 93 Una lucha ajena appCapítulo 94 Después de la tormenta appCapítulo 95 Visitante secreto appCapítulo 96 La verdad sale a la luz appCapítulo 97 Confesión appCapítulo 98 Las noches de campeche appCapítulo 99 Un mensaje appCapítulo 100 Juglares appCapítulo 101 Pases de mano appCapítulo 102 Temores infundados appCapítulo 103 Nuevos peligros appCapítulo 104 En las sombras appCapítulo 105 La última oportunidad appCapítulo 106 Atrapados appCapítulo 107 El chacal appCapítulo 108 Por la perla appCapítulo 109 Libres appCapítulo 110 El cebo appCapítulo 111 La furia de la mar appCapítulo 112 Camino a casa appCapítulo 113 El largo adiós appCapítulo 114 Oficio: pirata appCapítulo 115 Demasiado tarde appCapítulo 116 Caminos separados appCapítulo 117 Regreso a casa appCapítulo 118 Cambio de marea appCapítulo 119 El compromiso appCapítulo 120 Otro compromiso appCapítulo 121 Aires jamaiquinos appCapítulo 122 Una pelea de taberna appCapítulo 123 El joven lord appCapítulo 124 Un pasajero distinguido appCapítulo 125 Juegos de piratas appCapítulo 126 El nuevo león appCapítulo 127 Un beso equivocado appCapítulo 128 Pláticas de medianoche appCapítulo 129 Velas en el horizonte appCapítulo 130 En la estela de la luna appCapítulo 131 Sin una palabra appCapítulo 132 Vivir por ella appCapítulo 133 Mirada al futuro appCapítulo 134 Amores de la mar appCapítulo 135 La perla y el león appCapítulo 136 El león y los perros del mar appCapítulo 137 Promesas de la mar appCapítulo 138 Encuentro fallido appCapítulo 139 El santo vengador appCapítulo 140 Tras los captores appCapítulo 141 El suplicio appCapítulo 142 Una amarga separación appCapítulo 143 Penas de la mar appCapítulo 144 Un rayo de esperanza appCapítulo 145 Sin rumbo appCapítulo 146 Noticias alarmantes appCapítulo 147 En busca de la perla appCapítulo 148 Encuentro en alta mar appCapítulo 149 El lugar del león appCapítulo 150 El corazón de la perla appCapítulo 151 En los brazos de la mar app
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