Capítulo 28 Historias de la mar
Al día siguiente, Marina decidió que regresarían a Tortuga. Y el azar o el destino hizo que se cruzaran con dos mercantes más antes de llegar a puerto. Ambos barcos se rindieron como el primero, y el Espectro fondeó en la bahía de Cayona con la bodega repleta de objetos de valor y un centenar de piratas más que satisfechos abordo.
Marina cayó en los brazos abiertos de su madre apenas puso un pie en tierra. Una vendedora ambulante le había enviado recado a Cecilia de que el Espectro estaba entrando a puerto, y ella había dejado todo para ir a recibir a su hija. Marina la abrazó estrechamente, sin preocuparse por lo que pudieran pensar los que presenciaban aquel efusivo reencuentro. Al fin y al cabo, ni ella ni su madre se habían preocupado nunca por lo que pudieran opinar los demás.
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