Capítulo 141 El suplicio
Todos los españoles en la cubierta principal de artillería corrieron a repeler a los filibusteros. Marina dio rienda suelta a su furia y al miedo de no hallar a Morris con vida. Descargó sus pistolas, empuñó espada y puñal, y se abrió paso a estocadas hacia la escotilla que conducía a la cubierta inferior. Sus hombres la siguieron, arrastrados por su empuje, y en pocos minutos dejaron un tendal de cadáveres en su camino.
—¡Tuyos, Sorensen! —ordenó Marina—. ¡Los demás conmigo!
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