Capítulo 129 Velas en el horizonte
El Nuevo León tuvo que echar mano a todos los materiales de reserva propios y de los dos mercantes que escoltaba, pero a lo largo de la tarde y el día que siguieron a la batalla, la tripulación logró emparcharlo lo mejor que podían en alta mar. Sin embargo, la andanada que le descargara el Espectro contra la borda de estribor había dañado la mitad de los cañones de ese lado más allá de toda reparación.
Castillano ordenó que los arrojaran al mar, para aligerar el barco y ganar espacio para los numerosos heridos. Sólo la mitad de su tripulación quedaba en condiciones de trabajar en las reparaciones y maniobrar el barco. Ahora sólo restaba rezar para que no se tropezaran con más piratas antes de alcanzar Trujillo, porque entonces estarían en problemas.
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