Capítulo 10 En otra noche de tormenta

Una tormenta estival, breve e intensa, se abatió sobre Tortuga con la caída de la noche. Wan Claup apagó el candil junto a su cama y descansó en la oscuridad, interrumpida por el relumbrar de los relámpagos y el fragor de los truenos. Se estaba adormeciendo cuando oyó un golpe suave en su puerta, que se abrió sin ruido un momento después. Luego de la muerte de su padre, Marina solía despertar sobresaltada en las noches de tormenta. Y si Wan Claup se hallaba en tierra, la niña buscaba refugio con él. Esa noche, tal como hacía cuando era pequeña, Marina se deslizó dentro del dormitorio de Wan Claup en puntas de pie. Él apartó la sábana y el cobertor en silencio, haciéndole lugar a su lado. La muchacha se recostó junto a él, pegándose a su costado, la cabeza en su hombro y una mano en su pecho. Él la estrechó en silencio. Meses atrás, Morris le había referido la excursión a la cala oriental, la misteriosa sombra en el puente de mando del Espectro, la forma en que Marina tocara la borda del barco de su padre. Wan Claup había tranquilizado a su contramaestre, tratando de convencerlo de que ningún espíritu en pena había poseído a la muchacha. Aunque se había quedado rumiando lo que le contara sobre la conversación que mantuvieran antes de abordar el Espectro, preocupado por las ansias de su sobrina por navegar. Marina se estremeció con un trueno especialmente fuerte y Wan Claup le besó la frente. —Fue una noche así —murmuró la muchacha—. He olvidado su rostro, no guardo ninguna memoria de él. Pero recuerdo que la noche que murió mi padre se había desatado una tormenta como ésta. —¿Fue eso lo que te despertó aquella noche? —preguntó Wan Claup en voz baja. Nunca antes habían tocado el tema. Marina meneó la cabeza contra el pecho de su tío. —No, no lo creo. Recuerdo una pesadilla muy vívida. Hombres caminando en la noche, en medio de la tormenta. Sabía que uno de ellos era mi padre. Estaba en peligro y yo intentaba advertirle, pero él no me escuchaba a causa de los truenos. Lo perdí de vista, mas seguí gritándole que se detuviera, que regresara a casa. Hasta que sentí un dolor muy fuerte en medio de la espalda que me quemó por dentro hasta el pecho. Eso fue lo que me despertó. Wan Claup asintió en silencio, sobrecogido. Las palabras de su sobrina le habían recordado aquella noche con nitidez inusitada. Cuando cruzaran Campeche en la tormenta, rumbo a la casona de Castillano. Y la herida de bala en la espalda del Fantasma. —¿Cómo murió mi padre, tío? Sólo sé que ocurrió en Nueva España, adonde había ido en busca de su peor enemigo. ¿Quién era este hombre, para que a mi padre no le importara perder la vida con tal de matarlo? Wan Claup ahogó un suspiro. Siempre había sabido que llegaría el día en que Marina formularía esa pregunta. Mas no por eso se sentía preparado para responderla. Buscó cómo comenzar, y decidió que lo mejor era hacerlo por el principio. De modo que le habló de la infancia de Manuel en la pequeña aldea de Los Encinos, en la campiña andaluza, su amistad con Diego Castillano y la revuelta en la que murieran su padre y sus hermanos. Se prohibió omitir detalles. Le refirió cómo Manuel había llegado al Mar Caribe persiguiendo a Castillano, y que había recalado en Tortuga. Le contó de sus años de marinero a las órdenes de distintos capitanes filibusteros, hasta que había logrado comandar su propio barco. —Entonces desposó a tu madre —dijo Wan Claup—. Y tú naciste un año más tarde. Recuerdo que por poco nos puso a remar como galeotes para estar aquí cuando llegaras al mundo. Nunca vi a un hombre tan feliz como tu padre al cargarte en sus brazos por primera vez. Sonrió en la oscuridad. Marina permanecía quieta y silenciosa, siguiendo su relato con atención. De modo que le habló de Manuel como corsario, hasta que no tuvo más alternativa que referirse a la noche de su muerte. —No puedo decirte qué ocurrió exactamente aquella noche en casa de Castillano, porque no estaba allí dentro con él. Laventry, Harry y yo aguardábamos fuera, para cerciorarnos de que nadie lo interrumpiera. Escuchamos el disparo e intentamos forzar la puerta de la sala, pero la servidumbre se nos echó encima. Cuando al fin pudimos llegar a su lado, ya estaba muerto. Le había atravesado el pecho a Castillano de una estocada, y antes de morir, Castillano le disparó por la espalda. Murieron lado a lado, mirándose a la cara, las manos juntas… Era tan extraño, pequeña perla. Los dos se veían serenos, como si antes de morir hubieran perdonado cuanto tuvieran por perdonar y comprendido cuanto hubiera por comprender. Meneó la cabeza intentando hallarle sentido a aquella escena, aun tantos años después. —El dolor que sentí esa noche —murmuró Marina—. ¿Es posible…? —¿Qué hayas sentido su herida? —Wan Claup volvió a menear la cabeza—. No lo sé, pequeña perla. Cualquiera diría que es imposible, pero, ¿quién puede explicar los profundos vínculos que nos unen a quienes amamos? Y puedes estar segura que tu padre te amaba más que a nada en este mundo, así como tú te negabas a separarte de su lado cuando estábamos en tierra. Un largo silencio siguió a sus palabras, sólo perturbado por el sordo retumbar de los truenos. Wan Claup creyó que su sobrina se había adormecido, hasta que la oyó susurrar: —A veces lo siento cerca, ¿sabes? Wan Claup ladeó la cabeza para mirarla interrogante. Marina asintió. —Es difícil de explicar. Hay cosas que me producen un placer incomprensible, como empuñar una espada o practicar tiro. Y añoro otras cosas que desconozco, como si me fueran imprescindibles para vivir. Como navegar. Cada vez que veo el mar, mi corazón parece henchirse de gozo y romperse de pena al mismo tiempo. —Hizo una pausa, intentando buscar la mejor forma de expresarse—. En esos momentos, es como si no estuviera sola. Como si alguien susurrara en mi oído que ahí está mi felicidad, o mi destino. Y cuando me abruma la tristeza, es como si esa presencia invisible me abrazara, me cobijara para consolarme. Y yo creo que es mi padre. —El brazo de Wan Claup la estrechó un poco más y ella suspiró—. Sin embargo, hay ocasiones en las que no me brinda ningún sosiego, sólo más de este anhelo perturbador del que no logro librarme. ¿Qué puedo hacer, tío? ¿Cómo puedo seguir ese llamado, si está vedado a una mujer? ¿Cómo podré hallar paz para mi espíritu? La angustia en la voz de Marina lo conmovió. Por primera vez sospechaba que lo que siempre considerara caprichos absurdos tenían un motivo más profundo. Y mucho más perturbador. —No lo sé, mi perla —respondió, apesadumbrado—. Pero ya hallaremos la solución. Tienes mi palabra.
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Índice
Capítulo 1 La revuelta Capítulo 2 El fantasma Capítulo 3 El fin Capítulo 4 La niña Capítulo 5 El secreto Capítulo 6 Opiniones encontradas Capítulo 7 Decisión final Capítulo 8 Una lección de esgrima Capítulo 9 Vestigios del pasado Capítulo 10 En otra noche de tormenta Capítulo 11 Una idea controvertida Capítulo 12 Cambios Capítulo 13 Un sueño hecho realidad Capítulo 14 El llamado del mar Capítulo 15 Sal en la sangre Capítulo 16 Despojos a la deriva Capítulo 17 Una amenaza en el horizonte appCapítulo 18 Un plan arriesgado appCapítulo 19 Primera sangre appCapítulo 20 Wan claup appCapítulo 21 El corazón del mar appCapítulo 22 Revelación appCapítulo 23 En medio de la noche appCapítulo 24 Pasado y futuro appCapítulo 25 Nuevo rumbo appCapítulo 26 Los primeros pasos appCapítulo 27 Prueba de fuego appCapítulo 28 Historias de la mar appCapítulo 29 El doña margarita appCapítulo 30 Nuevas de la mar appCapítulo 31 Cambios appCapítulo 32 El lugar de una mujer appCapítulo 33 Una corazonada appCapítulo 34 Al acecho appCapítulo 35 Frente a frente appCapítulo 36 Tempestad appCapítulo 37 Regreso a casa appCapítulo 38 Consecuencias appCapítulo 39 Una promesa de muerte appCapítulo 40 Velas al sud appCapítulo 41 Fragatas en el horizonte appCapítulo 42 El espectro appCapítulo 43 El golfo de honduras appCapítulo 44 Emboscada appCapítulo 45 El abordaje appCapítulo 46 Prisionero appCapítulo 47 A merced del enemigo appCapítulo 48 Una noche eterna appCapítulo 49 El león y la perla appCapítulo 50 El león en libertad appCapítulo 51 Sombras en el mar appCapítulo 52 Un plan desesperado appCapítulo 53 Los hombres del rey appCapítulo 54 El honor del león appCapítulo 55 Un rival para respetar appCapítulo 56 Conocer al enemigo appCapítulo 57 Apariencias engañosas appCapítulo 58 Un último encuentro appCapítulo 59 Maracaibo appCapítulo 60 Una procesión accidentada appCapítulo 61 Atrapados appCapítulo 62 Favor por favor appCapítulo 63 Bienvenida al infierno appCapítulo 64 Ayuda inesperada appCapítulo 65 Un rescate arriesgado appCapítulo 66 Un refugio en la noche appCapítulo 67 La casa de placer appCapítulo 68 Traición appCapítulo 69 La toma de maracaibo appCapítulo 70 Un asesino en las sombras appCapítulo 71 El almirante appCapítulo 72 Miradas appCapítulo 73 Pláticas appCapítulo 74 Un barco para la perla appCapítulo 75 El delator appCapítulo 76 Regreso a tortuga appCapítulo 77 Para salvar al león appCapítulo 78 Los ojos del renegado appCapítulo 79 Planes arriesgados appCapítulo 80 Santo domingo appCapítulo 81 Las torres de san juan appCapítulo 82 El jurado appCapítulo 83 Demora appCapítulo 84 La niña y el león appCapítulo 85 Miedo y orgullo appCapítulo 86 El golfo de campeche appCapítulo 87 Las monjas de campeche appCapítulo 88 Bajo el mismo techo appCapítulo 89 Lejos del mar appCapítulo 90 Bajo el tamarindo appCapítulo 91 Un libro al azar appCapítulo 92 Ecos del pasado appCapítulo 93 Una lucha ajena appCapítulo 94 Después de la tormenta appCapítulo 95 Visitante secreto appCapítulo 96 La verdad sale a la luz appCapítulo 97 Confesión appCapítulo 98 Las noches de campeche appCapítulo 99 Un mensaje appCapítulo 100 Juglares appCapítulo 101 Pases de mano appCapítulo 102 Temores infundados appCapítulo 103 Nuevos peligros appCapítulo 104 En las sombras appCapítulo 105 La última oportunidad appCapítulo 106 Atrapados appCapítulo 107 El chacal appCapítulo 108 Por la perla appCapítulo 109 Libres appCapítulo 110 El cebo appCapítulo 111 La furia de la mar appCapítulo 112 Camino a casa appCapítulo 113 El largo adiós appCapítulo 114 Oficio: pirata appCapítulo 115 Demasiado tarde appCapítulo 116 Caminos separados appCapítulo 117 Regreso a casa appCapítulo 118 Cambio de marea appCapítulo 119 El compromiso appCapítulo 120 Otro compromiso appCapítulo 121 Aires jamaiquinos appCapítulo 122 Una pelea de taberna appCapítulo 123 El joven lord appCapítulo 124 Un pasajero distinguido appCapítulo 125 Juegos de piratas appCapítulo 126 El nuevo león appCapítulo 127 Un beso equivocado appCapítulo 128 Pláticas de medianoche appCapítulo 129 Velas en el horizonte appCapítulo 130 En la estela de la luna appCapítulo 131 Sin una palabra appCapítulo 132 Vivir por ella appCapítulo 133 Mirada al futuro appCapítulo 134 Amores de la mar appCapítulo 135 La perla y el león appCapítulo 136 El león y los perros del mar appCapítulo 137 Promesas de la mar appCapítulo 138 Encuentro fallido appCapítulo 139 El santo vengador appCapítulo 140 Tras los captores appCapítulo 141 El suplicio appCapítulo 142 Una amarga separación appCapítulo 143 Penas de la mar appCapítulo 144 Un rayo de esperanza appCapítulo 145 Sin rumbo appCapítulo 146 Noticias alarmantes appCapítulo 147 En busca de la perla appCapítulo 148 Encuentro en alta mar appCapítulo 149 El lugar del león appCapítulo 150 El corazón de la perla appCapítulo 151 En los brazos de la mar app
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