Capítulo 88 Bajo el mismo techo
Castillano acompañó a su invitado al vestíbulo para despedirlo. Alma se les unió allí, trayendo el chambergo y el ferreruelo del general, y Castillano le pidió que no se marchara.
—Dime, Alma, ¿tú crees que podríamos alojar a una dama y a su doncella en la planta superior? —preguntó, los ojos azules y la sonrisa forzada vueltos hacia Segovia.
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