Capítulo 85 Miedo y orgullo
Segovia se desentendió del prisionero, demasiado ocupado narrándole a Dolores sus hazañas en el Perú. Al fin y al cabo, Castillano no tenía dónde ir. Y mantenía lejos a esa niña asustadiza, permitiéndole un momento a solas con Dolores. Imitando la actitud de su nuevo comandante, la dotación se abstuvo de molestar a Castillano y Marina, que permanecían juntos a proa.
La muchacha logró sentarse sobre un voluminoso rollo de cables de ancla sin dar un espectáculo. Su asiento improvisado le permitía acodarse en la amura y descansar las piernas, que a mitad de su recuperación se habían encontrado apoyadas en zapatos apretados e incómodos la mayor parte del día.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread