Capítulo 25 Nuevo rumbo
El despacho aguardaba en el puerto de Veracruz. El almirante de la Armada de Barlovento lo leyó apenas pisaron tierra, mandó llamar a Castillano y Alonso y les mostró el mensaje con el sello del mismísimo virrey. Los dos jóvenes lo leyeron juntos y Castillano lo devolvió apretando los dientes para contener su lengua.
—Lo siento, Hernán —dijo el almirante—. El León no volverá a navegar por varios meses. Lo mejor que puedes hacer es regresar a Campeche hasta que mande por ti. Te mereces un descanso.
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