Capítulo 32 El lugar de una mujer
Cecilia se sentaba a cenar con Laventry y Harry, que se acercaran a felicitarla por su cumpleaños, cuando oyeron las voces y risas que rodeaban la casa hacia el jardín y la entrada posterior. Cuando Tomasa no respondió a su llamado, Cecilia se levantó para ir a ver ella misma qué ocurría, pero sólo alcanzó a dar un paso antes que la puerta del comedor se abriera de par en par. Un momento después caía riendo en el estrecho abrazo de su hija. Morris, Maxó y De Neill aguardaban a un paso para saludarla con más decoro.
Después de agradecer los presentes que le traían, los instó a ocupar sus lugares alrededor de la mesa. Tomasa y Colette llegaron con vajilla para ellos y otra fuente de comida, mientras Cecilia estrechaba la mano de su hija, incapaz de dejar de sonreír.
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