Capítulo 507 Nunca ofendas a una mujer
―Sé que quieres buscar a Esther justo ahora, yo también quiero, pero de nosotras dos, ¿quién crees que tenga mayor probabilidad de encontrarla? ―le dijo Elizabeth a Lucía, mientras ponía su mano en su hombro. Por su parte, Lucía estaba en silencio, pues estaba inmersa en sus propios pensamientos.
―Tú ―contestó Lucía triste mientras se encorvaba.
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