Los ojos de Ricardo se entrecerraron fríamente mientras dirigió el tema con calma a Alexánder. ―Alexánder tu familia no es la más poderosa en Adesa. ¿Realmente crees que no hay nadie más en la familia Soto que me respalde y que soy un blanco fácil para ser intimidado?
La expresión de Alexánder se mantuvo indiferente. ―Estás equivocado. Es mi prometida quién quiere cumplir la ley ahora. Si yo te quisiera intimidar, ni siquiera tendrías tiempo de reaccionar― respondió impaciente.
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