Capítulo 932 Despidieron a Jaime

Después de media hora, les pidieron a Irma y Jaime que volvieran de prisa. Cuando llegaron a la casa, se encontraron a Napoleón en el sillón con una expresión sombría, un aura fría envuelta en su figura, como si pudiera comerse a alguien vivo. Las sirvientas a su alrededor eran cuidadosas, ni siquiera se atrevían a hacer un sonido cerca del hombre; incluso Irma estaba comportándose con más cautela que la acostumbrada. —¿Por qué me pediste que volviera de inmediato? ¿Pasa algo, papá? —preguntó Irma. Napoleón alzó la cabeza, apenas viéndola cuando dirigió su mirada a Jaime.