Capítulo 243 Esa mujer te está engañando
―Sería una bendición de Dios si pudiera tener una novia como la señorita Zamora, en verdad. Qué mal que no tendré la suficiente suerte para conocer a una pareja tan buena como ella en lo que me resta de vida ―contestó Jaime sin demostrar en su cara como sus ojos se oscurecieron ante las palabras de Magdalena. Elizabeth, por su parte, le hizo la seña de los pulgares arriba a este en su mente.
«Este tipo ya es mejor para hablar» pensó ella, mientras que, por el contrario, la expresión de Magdalena se tornó aún más sombría, aunque Jaime solo la ignoró, y en su lugar, volteó a ver a Elizabeth de nuevo.
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